Por Emmanuel Ferrario
Legislador de la Ciudad de Buenos Aires
Si alguien hiciera una película de la Argentina contemporánea, la trama principal sería la profunda crisis de confianza en la que se encuentra sumido nuestro país. Allí es donde está el gen de las crisis constantes que vivimos: en la ausencia de liderazgos que generen resultados y asuman la responsabilidad de transformar la realidad. Este vacío atenta contra cualquier tipo de proyecto colectivo: se vuelve más sencillo, y hasta razonable, querer alejarse de todo, desconectarse del conflicto y preocuparse únicamente por el rumbo propio.
Animarse a salir de ese círculo vicioso, a incomodarse y a hacer algo para transformar la realidad es, quizás, el mayor acto de audacia y valentía que podemos tener. Con un propósito y un norte claro, el potencial de un líder se hace evidente cuando entiende que las acciones del presente no alcanzan para resolver el problema de fondo y se moviliza para cambiarlo. El líder es aquel que entiende que hacen falta nuevas preguntas, y qué mejor que aquellas que desafían nuestras creencias más arraigadas. Ese líder que, a pesar de la incertidumbre, sabe que hay que involucrarse y se la juega por lo que cree, sin especular.
Ese tipo de liderazgos son la clave para construir una Argentina distinta: líderes curiosos, transgresores, que salen de la caja del “no me corresponde” o “no es mi problema” y se lanzan de lleno a construir soluciones colectivas.
Hay cientos, miles, de personas a lo largo y ancho del país que hoy mismo ponen su tiempo y sus recursos al servicio de un propósito, haciendo de sus causas su vida. Que dedican todo lo que tienen, porque quieren ser parte de la solución. Desde sus barrios, trabajos, escuelas y tantos otros lugares, dejan una huella clave; muchas veces sin apoyo, e incluso, a pesar de un sistema político en el que pocos confían, que tantas veces no resuelve, ni genera ganas de creer que las cosas pueden cambiar.
100 Audaces es un programa que sale a buscar a esos líderes que generan cambios por todo el país para acompañarlos, impulsar sus causas y multiplicar exponencialmente el impacto y la transformación que ya tienen en marcha en sus comunidades. Trabajando sobre los proyectos que ya están implementando, ofrece un espacio de formación sobre liderazgo personal y emprendedurismo para que cada uno pueda escalar su llegada. Además, busca crear una red federal de audaces, para compartir las herramientas y experiencias de otros, poniendo sus causas en común.
Sin duda, resolver la crisis de confianza a la que nos enfrentamos requiere poner en valor aquellos liderazgos que se aferran a sus luchas, ayudándolos a potenciar la huella que ya están dejando en sus comunidades. Su alcance es infinito si estamos a la altura del compromiso.